Esta propiedad, situada en las faldas del Popocatépetl en Atlixco, Puebla, fue diseñada para servir como casa de campo para una familia compuesta por dos adultos y tres menores. Previamente, se había desarrollado un proyecto habitacional que se detuvo debido a la pandemia. Los clientes expresaron su deseo de utilizar la estructura existente como base para el nuevo diseño. Ambos presentaron visiones distintas para el estilo de la vivienda: uno de los clientes aspiraba a adaptar la construcción existente a un enfoque minimalista, mientras que el otro deseaba incorporar elementos característicos de las casas rurales, siguiendo la estética farmhouse.
El negro y el marrón actúan como los colores predominantes en la paleta seleccionada. Se implementa una separación de espacios, donde el mármol negro se combina con hexágonos de mármol blanco, creando un contraste notable entre la zona de sala-comedor y la pulcritud de la cocina. El mobiliario de estilo campestre se presenta con elegancia y sofisticación.
A lo largo del proyecto, la implementación de mosaicos actúa como un elemento cohesivo que integra diversos espacios. En la sala, los mosaicos se emplean para resaltar la chimenea; en los baños, se instalan en las paredes principales y en la ducha; mientras que en la cocina, se aplican en la isla y en la barra.
Al combinar espacios contemporáneos con diseños campestres, el interiorismo y paisajismo del proyecto explotan esta dualidad para crear un entorno diverso y atractivo, al mismo tiempo que evoca calidez y acogimiento.
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