En este proyecto experimentamos lo que representa vivir en comunidad de manera sustentable., mediante una propuesta de co-living de uso mixto que se adaptara al contexto tropical de la playa de Zicatela, en Puerto Escondido.
Nos encontramos en un contexto predeterminado. El cliente desea realizar un proyecto con un terreno que no cuenta con servicios básicos, como conexión a drenaje, luz, y agua. El proyecto debía, entre otras cosas, poder rentarse a diferentes familias que buscaran vacacionar o vivir en la zona, y tener dos locales comerciales donde pudiera establecer sus negocios. Con esto en mente, propusimos un modelo de co-living: una construcción de poca altura, que respetara las construcciones aledañas al terreno, y que experimentara con estrategias bioclimáticas que hicieran del edificio un lugar fresco y atractivo para vivir.
La bioarquitectura es conocida como aquella que se adapta perfectamente al clima donde se encuentra, y utiliza estrategias de diseño bioclimáticas para su construcción, en este caso: materiales encontrados en la zona, como piedra laja y ladrillo; acabados naturales extraidos de la tierra, es decir, estuco de cal entintando con extractos obtenidos de tierra y baba de nopal; uso de mamparas de madera que permitieran la ventilación cruzada en todo el edificio; celosias como elemento de ventilación e iluminación en espacios clave y el uso de tecnologías sustentables como: uso de paneles solares, colocación de una biopiscina que recicla las aguas grises, sistema de captación de agua de lluvia con filtros para uso dentro del edificio, y una fosa séptica.
La planta baja del edificio establece los puntos de encuentro principales y sirve como conexión entre los dos espacios comerciales, los departamentos ubicados en planta baja, las áreas verdes, la biopiscina y la cochera. Los comercios que el cliente desea establecer: una cafetería/lounge, una tienda de surf y un espacio para dar clases de yoga, se colocan en las dos fachadas del terreno. Solamente uno de los departamentos da vista hacia la calle y este se cubre mediante celosias y vegetación. Estos elementos se encargan de encubrir la verdadera magia del edificio, sus áreas verdes, que sirven como eje rector.
Lo que más nos impresionó, y por lo tanto, lo que más deseabamos conservar de la zona, era la vegetación nativa. Las palmeras, los helechos, y sobre todo, los almedros que encontramos a lo largo de nuestro recorrido sirvieron como bases para el paisajismo que desarrollamos dentro del proyecto. Las áreas verdes juegan un papel fundamental dentro del edificio, aunque estas se oculten de manera deliberada para que fungir como elemento sorpresa para los visitantes. Además, las mismas áreas verdes permiten que todos los espacios interiores cuenten con ventilación y vistas atractivas.
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